martes, 29 de octubre de 2019

No habrá clases el miércoles

Estimadas estudiantes del Turno Noche del Balaguer.

Les cuento que no pude cambiar la fecha de mis pasajes y al final Sí viajé. Es decir que el miércoles 30 de octubre NO habrá clases aunque se reanuden las clases en el instituto. Las vamos a reponer de alguna manera. 

lunes, 28 de octubre de 2019

Ejemplo de teatro de sombra







Como hacer tu propio teatro de sombra




El cuento que tienen que respresentar en teatro de sombras titula "el sapo que quería ser estrella" de Oscar Alfaro.

Este es el cuento:

El sapo que quería ser estrella


-He visto pasar una víbora con el cuerpo lleno de luces. Parecía una cadena de estrellas y era porque se tragó a las luciérnagas del huerto. Así decía el sapo, escondido bajo el rosal, que aquella noche estaba cubierto de bichitos de luz. -Pensar que si yo me tragara las luciérnagas de este rosal brillaría igual que la víbora. Y me convertiría en estrella. Y todos los que me desprecian por mi fealdad se morirían de envidia al verme tan hermoso. Si, me voy a comer todas estas luciérnagas doradas. En ese instante sopló el viento y sacudió el rosal, derramando una lluvia de luces. El sapo abrió la boca y la primera luciérnaga le pintó de oro la garganta siguió, como una chispa hasta el fondo de su panza.-¡Bravo...! ¡Ya empiezo a brillar! Siguió lamiendo, una tras otra, las manchitas de luz que salpicaban el césped, hasta que no quedó ninguna. -¡Es maravilloso! Ya nadie brilla en el huerto. ¡El único que brilla soy yo! Y realmente parecía un sapo de cristal, un hermoso sapo verde, relleno de fuego. Loco de orgullo y alegría, se miró en el espejo de agua. -¡Soy lo más hermoso de la naturaleza!- dijo y se tiró en el estanque. Los peces se alborotaron y dijeron: -¡Qué milagro! ¡Cayó una estrella al agua!
-¡Soy una estrella!...¡Soy una estrella!...-repetía el sapo, echando chorros de luz por la boca y por los ojos.


Una guirnalda de peces multicolores lo observaba, girando a su alrededor.
-¡Qué extraño!...¡La estrella tiene la forma de un sapo!...
-Pero es una estrella. - Y continuaba la ronda de peces asombrados.
-Sigan girando, sigan girando, que soy una estrella y ustedes mis saltélites- decía el sapo. Loco de felicidad.
La noche empezó a desteñirse y el sapo temió que sus reflejos se apagaran con el día, descubriendo su verdadera identidad. Por eso, se fue nadando hacia arriba, seguido por los peces que le pedían a coro:
-Estrella hermosa, quédate en el agua.
-Ilumina la oscuridad en que vivimos.
-Serás la reina de este mundo submarino.
Pero el sapo llegó a la superficie y dijo:
-Tengo que volver al cierlo antes de que salga el sol.
Dio un gran salto y dejó a sus amiguitos con el agua al cuello y la boca abierta llena de admiración.
Un gallo viejo y pensativo, que aquella noche no podía dormir, vio salir al extraño sapo del estanque. Abrió y cerró los ojos varias veces, lleno de asombro y, por fin, despertó a las gallinas que dormían en el mismo árbol.
-¡Miren: la estrella del amanecer se cayó al lado del estanque y está rebotando en el suelo! ¡Mirenla!
Todas despertaron de golpe y gritaron:
-¡Vamos a verla de cerca!
Y fueron volando hasta donde estaba el sapo luminoso.
-Tonterías, no es una estrella sino un sapo.
-¿Y por qué brilla tanto?
-Es un sapo que se escapó del infierno.
-No sean supersticiosas. Brilla porque se tragó a las luciérnagas del huerto.
-¡Que horror!...¡Es un sapo muy malo!
-Mató a esos pobres bichitos para robarles su luz.
-Merece un castigo
-Sí. ¡Merece un castigo!
Y decidieron atacarlo a picotazos. Pero, apenas recibió los primeros golpes, el sapo dejó asombrado a todo el mundo: empezó a volar...
-¡Era una estrella verdadera y nosotros nos atrevimos a picotearla...! - Dijeron las gallinas deslumbradas.
-¡Yo todavía tengo su luz en mi pico!- Dijo el gallo, dándose importancia.
El sapo no salía de su asombro al verse en el aire. Lo cierto es que las luciérnagas que estaban dentro de él, al sentir los picotazos, resolvieron volar para salvarse, pero sólo consiguieron levantar al sapo.
-¿Ahora quién dudará que soy una estrella?...¡Si ya estoy en el cielo!
Y se puso a cantar, queriendo llamar la atención. Pero abrió tanto la boca, que las luciérnagas empezaron a escaparse de su panza. Y él seguia cantando, sin darse cuenta de nada.
Pero, de repente, sintió que se caía. Todas las luciérnagas lo habían abandonado.
-¡Me voy a estrellar...!- Gritó el pobre-. Seré un vulgar sapo aplastado, yo que subí como estrella...
¡Qué pobre final para tan glorioso vuelo!



Ejemplo de cuentos con imagen y video








COMO HACER UN CUENTO EN STORYBIRD

Pueden utilizar cualquier otra aplicación que les permita elaborar videos, por ejemplo para celulares y tablet, hay una que se llama "FlipaClip" que es fácil de utilizar.

El cuento  que deben realizar en animación es:

La abuela Grillo

Liliana de la Quintana
En el mundo de los ayoreode, en la época de los antepasados, casi todos los seres que conocemos no habían decidido aún ser animales o humanos.
En esos primeros tiempos, cuando todos estos seres vivían juntos, llamaban abuela al grillo más grande, a Direjná, que también tenía partes del cuerpo humano. Esta señora grillo habitaba en lugares húmedos. Era la dueña del agua y no resistía el calor. Por eso donde ella estuviera no había sequía, pues atraía la lluvia y mantenía verdes los chacos o terrenos de cultivo y se producía comida en abundancia. Los nietos llevaban una vida tranquila porque el agua nunca se secaba.
Cierta vez, la abuela grillo exageró con el agua. Llovía todos los días y los chacos y las casas se inundaron. Sus nietos, todos los de la comunidad, se enojaron con ella y le dijeron:
—¿Acaso nos está castigando? ¿No ve que no podemos vivir con tanta agua? Usted estará muy contenta pero nosotros sufrimos.
La abuela escuchaba con paciencia, mientras los nietos se enojaban más aún porque el agua aumentaba y aumentaba. Hasta que en el colmo de la furia le pidieron que se fuera de la comunidad. La abuela grillo se puso muy triste pero obedeció a sus nietos y se fue.
Direjná emprendió el viaje y en el largo recorrido dejó sus huellas en todas partes: al caminar sobre la tierra creó ríos y arroyos, donde descansó se formaron lagos y lagunas y las cañadas y cañadones son los viejos caminos por los que pasó.
Mientras tanto, en la comunidad de los ayoreode el cielo empezó a ponerse rojo y los días tremendamente calurosos. La gente iba de un lugar a otro. Se trasladaban en grupo con todas sus pertenencias, buscando agua y alimento, la mayoría de las veces con poca suerte. Algunos troncos conservaban agua de lluvia y todos se empujaban para tomar con canutos las gotas que quedaban.
Pasaba el tiempo y el cielo permanecía rojo. Los nietos, viendo que la tierra se moría de sequía, recordaron a la abuela grillo y dijeron:
—¿Por qué no nos organizamos para buscar a Direjná?
Como la abuela siempre iba por los caminos del agua, decidieron seguir el rastro donde la tierra estuviera fresca y húmeda. Cada nieto llevaba un bastón para escarbar el suelo.
Sabían que Direjná estaba cerca, en algún lugar tranquilo. Comentaban que quizá la abuela grillo había encontrado otra gente, otra familia que la defendería y no la dejaría regresar con ellos porque la querían de verdad.
Continuaron andando y andando. Cuando estuvieron cerca de la pampa grande tocaron el agua fresca y escucharon los sonidos propios del lugar. Las aves, que aún tenían algo de personas, se detuvieron para identificar la cara de la abuela. ¡Sí, era ella! Pero todos se escondieron porque les faltaba valor para presentarse ante ella.
Desde su escondite la vieron en el centro del pantano, rodeada de agua. Nadie se animaba a acercarse. De pronto habló Gatía la grulla colorada y dijo:
—Ustedes que son menores que yo síganme. Iré adelante.
Se formo una algarabía ya que muchas de las aves querían ser portavoces para convencer a la abuela grillo que volviera. Todos se animaron y se presentaron ante Direjná, pero finalmente
fue el bato quien habló:
—Llegamos ante usted este día y le declaramos estar arrepentidos. Estamos cansados de pedir lluvia y agua para nuestros cultivos, que cada vez están más secos por los fuertes rayos del
sol. No entendemos por qué la mandamos fuera de nuestro territorio. Ahora el mismo pueblo nos ha encargado buscarla y pedirle con respeto que vuelva. Necesitamos de su presencia y de su ayuda.
Después se presento Jachobi la garza blanca y agregó:
—Soy su nieta a quien ama, recuerde aquella vez cuando vivió entre nosotros. La estamos buscando porque la amamos. La comunidad nos envía para decirle que regrese pronto.
Otras aves también hablaron y con cariño le rogaron regresar. Entre tanto, la abuela gemía por el ardor de fuego que emanaban las aves. Cuando todos terminaron de hablar respondió:
—Bueno. Haré caso a sus llamados. Volveré junto a ustedes. Pero el calor del fuego y el humo que traen me lastiman. Quiero que se bañen en mi río y entonces iré al pueblo.
Chacutú, un pequeño pájaro acuático, fue el primero en decidirse a nadar. Se metió al río y salió rápidamente con un pez en el pico. Las garzas blancas y otras de cuello largo, después de sumergirse comieron peces crudos y se transformaron totalmente en aves. Así volaron sobre el río y se asentaron en un palo sobre las aguas.
Cuando los nietos terminaron de bañarse prometieron no quejarse jamás por abundancia de agua y así emprendieron el viaje de regreso. Llegando al pueblo, todas las aves que tenían todavía algo de humanas se transformaron totalmente en animales y quedaron tal como las conocemos hoy. Las que se encontraban junto a Direjná gritaron contentas:
—¡Estamos llegando con nuestra abuela!
Entonces los nietos decidieron traer el agua que quedaba en sus vasijas y vaciarla sobre la abuela grillo para que dejara de gemir.
Toda la población se alegró de recuperarla y de saber que ya no les faltaría riego para sus cultivos. Cada año tendrían una buena cosecha y por tanto alimentos para toda la comunidad.
Pero estando en la comunidad la abuela se sentía nuevamente agobiada por el calor. Sentía el ardor que los nietos y el pueblo tenían por haber hecho fogatas para calentarse y por las cocinas que ardían en todas las casas.
El lugar era extremadamente caluroso para Direjná, quien decidió emprender un viaje más largo a los diferentes cielos.
Empezó por conocer el Tercer Cielo, el más elevado. Allí vivía Dupade, el sol, creador del mundo y que en un principio fue persona. Era varonil, valiente y de gran autoridad. Sus lentes cristalinos eran brillantes como rayos de luz. Con él, compartían el Tercer Cielo, la luna y las estrellas, donde cada cual hacía su recorrido.
Direjná vio cómo los primeros hombres que vivían en la oscuridad llamaron al sol y cuando Dupade apareció incendiaba bosques y prados y pintaba con su luz a los animales con todos los colores.
La abuela grillo se sintió sofocada, ya no podía más. Lentamente se transformó aún más en grillo y continúo sus andanzas.
Rapidito se fue saltando al Segundo Cielo, donde vivían sus amigas las lluvias que también tenían apariencia de personas. Vivían en cuevas y las calles nunca se secaban. Las lluvias desataron sus largas cabelleras y se exprimieron el agua para que la abuela grillo disfrutara. Ella estaba realmente encantada.
Allí conoció algunas nubes masculinas de barba larga, las más jóvenes tenían una larga cabellera negra y las más viejas se reconocían por el cabello blanco. Apareció Getongai, el jefe de las lluvias, y se desató la tempestad. Muchos seres con forma humana, de diferente tamaño, edad y sexo, aparecieron en medio de la gran luminosidad: eran los rayos, que a tiempo de recorrer el espacio herían con sus puños o sus hachas. De pronto retumbaron los truenos, que eran las palabras de la lluvia.
Finalmente apareció una mujer muy bella adornada con collares blancos. Se acomodó en el medio de todos y empezó a arrancar uno a uno sus collares. Entonces cayó un fuerte granizo sobre la tierra, anunciando un año próspero. La abuela grillo estaba fascinada con el espectáculo pero debía continuar su camino.
Así llegó al Primer Cielo, el más cercano a la tierra, y se sintió pequeña en medio de los grandes bosques cubiertos de árboles y plantas majestuosas. Los animales que allí vivían eran gigantescos
y Direjná tenía que andar con cuidado para no ser aplastada.
Al poco tiempo, el agua proveniente del Segundo Cielo se regó por los bosques que sirvieron para que la lluvia caiga suavemente sobre la tierra. Junto con las gotas llegaron también a la tierra ranas y mosquitos.
Después de estas visitas, la abuela adquirió definitivamente la figura de grillo, abandonando cualquier forma humana y decidió vivir en el Segundo Cielo. Desde allí podría enviar la lluvia a sus nietos, quienes podrán gozar del agua prometida por la abuela.
La lluvia llegará con esta historia de Direjná, la abuela grillo, y solo será contada cuando necesitemos lluvia y agua, que es la vida misma.


Ejemplo de cuento en Franelógrafo





Como hacer un Franelógrafo

El cuento que deben realizar en esta técnica es:

El pájaro de fuego
Oscar Alfaro
Era un pájaro bellísimo, de color tan rojo que parecía una llamarada volando por el aire. Si se paraba en un alero, el dueño de la morada inmediatamente salía gritando:
—¡Auxilio! ¡Hay fuego en el techo de mi casa...! –Y al punto le arrojaban chorros de agua, con lo cual aquella llama viva se lanzaba otra vez al cielo.
Si se paraba sobre un granero, los ratones se llevaban el susto más grande de su vida.
—¡Sálvese quien pueda! ¡Ha caído una brasa en el granero! ¡Pronto comenzará el incendio...! –Y escapaban despavoridos.
Una vez se lo vio bajar hasta el borde del río, tocar el agua y levantarse de nuevo. Entonces se lo creyó una brasa encantada, pues tocaba el agua y no se apagaba, además de tener la virtud
de volar. Pero aquel pájaro maravilloso no creía ni remotamente estar hecho de fuego y más bien él soñaba con parecerse a una flor, que él conceptuaba como la encarnación de la belleza.
—Yo soy la flor del aire. Mi tallo es tan largo como el hilo de un volador y me permite ir adonde quiero –decía alegremente.
Pero los demás pájaros no creían en su tallo imaginario, además de que sus formas no tenían nada de común con la flor.
—¿Dónde se ha visto una flor con pico? –decían.
—¿Y una flor que cante...?
El pájaro encendido escapaba entonces de tantos incrédulos y se daba a vagar, ardiendo, por los aires.
Un día se dijo:
“Me posaré sobre un árbol seco y lo alegraré con mis colores. Él sí creerá que soy una flor”. Y se sentó sobre un ceibo partido por un rayo.
Allí, rojo y vistoso, parecía una extraordinaria flor encarnada. Abrió las dos alas radiantes y las elevó a los cielos semejando entonces una flor bipétala.
Su identidad era perfecta, pero le faltaba una cosa: el perfume. Se dejó caer entonces sobre unas flores silvestres que crecían al pie del árbol y aleteó sobre ellas un largo rato. Cuando se consideró suficientemente perfumado, voló de nuevo a la punta del ceibo y adoptó la posición anterior, mejorándola todavía, pues se paró sobre una sola patita, que semejaba muy bien el tallo de una flor.
Estuvo así muchas horas seguidas y empezó a sentir hambre. En esto se presentó una mariposa, dispuesta a libar la miel de la supuesta flor. El pájaro se la tragó en un santiamén y volvió a quedar inmóvil.
—¿Qué flor tan extraña es ésa, que se traga a nuestra hermana?
–dijeron las demás mariposas, asombradas.
Vamos a averiguar lo que pasa. –Una tras otra volaron hacia el pájaro y corrieron la misma suerte.
Todos los insectos se alarmaron ante aquella flor carnicera que se alimentaba de mariposas, pero el pájaro estaba radiante.
Y después de saciar su apetito cogió a una mariposa azul y se la colocó al cuello de collar. Luego se puso a cantar alegremente, olvidándose de su oficio de flor.
—¡Pero qué raro! ¡Es una flor musical! –dijo una avispa.
—No es ella la que canta. Tiene un grillo en el corazón –contestó la libélula.
—Eso es absurdo –dijo la langosta.
—¡Y qué perfume tan exquisito...! –siguió diciendo la
libélula.
—¡Y qué color...! ¡Si parece un lucero...!
—Bueno, esta flor se parece a muchas cosas. Iremos a examinarla…
–dijeron las avispas desconfiadas.
Volaron sobre “la flor” y la rodearon.
—Libaremos su miel, que debe ser deliciosa…
Pero apenas se acercó la primera avispa, el pájaro levantó el pico y ésta retrocedió asombrada.
—¡Vengan todas! ¡No es una flor, sino un pájaro disfrazado...!
—¡Hay que matarlo a flechazos! ¡Es un peligroso impostor!
Y las avispas desenvainaron sus espadas y se lanzaron sobre el ave. En ese momento el ceibo se estremeció, como volviendo de otra vida, y habló así:
—¡Hermanas avispas, no sacrifiquen a esa flor bellísima...!
Las atacantes pararon el asalto y se miraron unas a otras, llenas de sorpresa.
—¡El árbol muerto ha revivido! –exclamaron a coro.
—¡Y esa flor extraordinaria fue quien hizo el milagro de resucitarme! –confesó el ceibo viejo.
—¡Pero si no es una flor sino un pájaro disfrazado...!
—Aunque así sea. Él me revivió con una mentira piadosa. Al  sentirlo en mis ramas creía que era una flor mía y me dije jubiloso:
“Aún puedo florecer”. Entonces la vida comenzó a circular otra vez por mis gajos muertos. Y aquí me tienen nuevamente, cubierto de flores…
Y en efecto, el ceibo repentinamente se había llenado de grandes flores rojas, tan grandes como el pájaro.
—¡Te perdonamos todo por haber resucitado una vida con solo una hermosa mentira! –dijeron entonces las avispas guardando  sus aguijones, y se dedicaron a libar la miel de las nuevas flores del ceibo.

Ejemplo de cuento motor









Adaptar cualquier cuento a un cuento motor, puede resultar muy complicado y no salir bien, es por eso que les dejo a ustedes inventar o escoger un cuento para aplicar este técnica, donde se realicen diferentes ejercicios motrices contextualizados en un cuento. 

jueves, 24 de octubre de 2019

Aviso importante

El día Lunes 28 de octubre habrá clases normales. Mi viaje se postergó